El sector de Cahuil posee un valor patrimonial e histórico único, vinculado a la memoria productiva de sus tradicionales salinas. Este sistema artesanal de extracción de sal no puede entenderse solo desde su arquitectura vernácula, sino como parte de un paisaje cultural y productivo, donde el entorno, las prácticas y las construcciones se integran en una unidad coherente y significativa. Más que simples estructuras, las construcciones asociadas a las salinas forman parte de un paisaje industrial tradicional. Aquí, los procesos de producción otorgan sentido al territorio, modelando su forma urbana, su espacialidad y sus dinámicas sociales. Las faenas de cosecha, el manejo del agua y el diseño de los canales y piscinas reflejan un conocimiento acumulado durante generaciones. Este paisaje cultural incluye no solo la infraestructura física, sino también las prácticas culturales y productivas que han dado forma a la vida local: los saberes en torno a la sal, las herramientas utilizadas, y la relación íntima con el entorno natural. Hoy, Cahuil vive un proceso de transformación. Junto a la producción tradicional de sal, se desarrollan nuevas actividades vinculadas al turismo, la gastronomía local y el comercio artesanal, ampliando el uso de estos espacios sin perder su identidad original. Reconocer este entramado productivo y cultural permite valorar a Cahuil como un ejemplo vivo de cómo tradición, arquitectura y territorio pueden coexistir y proyectarse hacia el futuro.